Cuentos Cortos Infantiles: Magia y Suerte - Zenser

MAGIA Y SUERTE

En un bosque vivía un conejo blanco muy alegre y y saltarín, pero era menospreciado y marginado por el resto de conejos y animales de aquel porque no era tan agraciado para ellos, lo cual provocaba un terror a quien lo viera de cerca. Pese a ello, el conejo blanco gozaba de un suerte única, que le había salvado innumerables veces de cazadores. Dicha suerte era tan grande que llego a cambiarle su vida de un día a otro.

Una mañana soleada, un cazador se dedicaba a asechar en aquel bosque, lamentablemente no había cazado nada, pero antes de que se rindiera, escucho el chillar de un animal, el caso intuyo que quizás se trataría de una presa atrapada en su trampa, éste fue hacia donde se escucha el chillar de aquel animal. cuando llego al lugar donde se hallaba la trampa y el animal atrapado, se sorprendió por lo que presenciaba: era un conejo blanco sujetado de su pata por los dientes de aquella trampa, el cazdor entonces, tomo al conejo, lo metió en una jaula, y partió a su casa.

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Ya en la casa de aquel cazador, éste saco al conejo y lo dejo por un momento en una caja. El conejo, que había estado nervioso en todo el viaje, sentía por primera vez el miedo y temor, porque no sabia que le depararía su destino; también se cuestionaba si suerte había terminado en el instante en el que fue atrapado súbitamente por aquella trampa. El cazador regreso con una caja de curación, especial para animales, saco al conejo blanco, y empezó a curarlo de su pata.

Curado y vendado el conejo de su pata, el cazador menciono en voz baja: ''Tuviste una suerte muy grande, amigo. Esa trampa pudo haberte mutilado tu pata, pero solo logro hacerte unos cortes''. El conejo, aunque no sabía que quería decir con aquellos ruidos emitidos de la boca del cazador, sentía una calma en su alma y mejora en su cuerpo, por lo que sentía agradecido con aquel animal raro, que llamaba cazador.

Pasado un tiempo, el conejo, que ya había sanado por completo, recupero su alegría y energía que le caracterizaba cuando vivía en el bosque. Aunque ya no era libre como antes, ahora se sentía feliz porque el cazador lo trataba con cariños y juegos a diario. Aquel conejo era muy feliz, aunque el cazador era lo opuesto.

El cazador en realidad no era cazador, aquello solo era un pasatiempo, en realidad su trabajo era ser un mago en las fiestas. Lamentablemente, al mago, no le iba tan bien últimamente: las fiestas a donde lo contrataban, salían decepcionantes, no porque fuera malo, sino porque los niños ya no ser sorprendían con magia. Aun así, el mago no claudicaba en ser capaz de sorprender a niños y niñas.

Un día, mientras el mago practicaba sus trucos, el conejo observaba desde su conejera artificial como aquel animal podía desaparecer y reaparecer las cosas, por lo que decidió salir, y acercarse más para ver cómo es que lo hacía.

El mago tenía un truco final, el cual llevaba un tiempo practicando, era el famoso truco de aparecer un conejo en el sombrero, pero a pesar de haberlo practicado innumerables veces, en ninguna le había salido, por eso no lo programaba en su espectáculo de magia. Entonces, cuando agarro el sombrero y su barita, conjuro las palabras mágicas: ''Abracadabra, que aparezca un conejo con esta magia'', sorprendido por el acto perfecto de magia, el mago lloro más por la aparición de su conejo, el cual seguía teniendo una suerte especial, aquel mago abrazo al conejo que había rescatado, curado y querido.

Desde aquel momento, el mago y el conejo, el esfuerzo y la suerte, trabajaron en sus espectáculos, lo cual los hizo inmensamente feliz, no tanto porque les fuera siempre bien, sino porque ambos eran realmente felices.

Gracias por leer mi cuento, que tengas un excelente día, y recuerda:

''La felicidad no es el destino, es el camino mismo''


Mensaje: Te gusto mi cuento, la puedes ocupar en lo que tú quieras, siempre y cuando reconozcas mi autoría sobre el mismo.

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