ZENSER - Hipocresía (REFLEXIÓN)
REFLEXIÓN SOBRE LA HIPOCRESÍA
‘’De las apariencias no te fíes y de los tonos no te guíes’’
Vivir
en una sociedad urbanizada conlleva convivir con el entorno y la comunidad
donde uno resida y se desarrolle, pero tantas cosas buenas como malas hay que
uno debe aprender a construir juicios preventivos para no confundir dichas
cosas.
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De
lo anterior, se dice que es gran parte verdad, ya que dentro de las cosas malas
existe algo que llamo pseudoamabilidad, o lo que es mejor conocido como hipocresía.
No
es un tabú hoy en dá que la hipocresía es más una conducta anormal y tóxica del
hombre; ésta provoca más discordia que armonía entre las personas que
participan en la hipocresía: ya sea en la forma pasiva o activa. Es activa,
cuando sé es consciente de ésta; y es pasiva, cuando las partes ignoran que su
conducta puede conducir a una hipocresía activa.
Un
ejemplo de ésta, bien podría ser el siguiente:
Una mañana, cuando me
encontraba en una clínica de mi delegación, esperando a que turnaran el número
de mí ficha de consulta, sucedió algo citable. Una mujer que recién llegaba,
mostraba un comportamiento aspirante, ya que llego ocasionando un disturbio agudo
y bastante molesto, al menos para el presente.
Dicha mujer entro a
la clínica, cerca del lugar donde esperaba sentado, toco la puerta del
consultorio del cirujano dentista, éste la atendió promoviendo las palabras ‘’adelante’’.
La mujer abrió la puerta la puerta y dijo: ‘’Buenos días. Disculpe las
molestias. Para una cita médica es aquí’’, preguntando con un tono paradójico y
extremista al que mostro cuando llego a la clínica, el cual era un tono casi
vulgar y estridente.
De
lo anterior, el lector puede que el ejemplo no es para tanto, una situación
cotidiana, que la mujer solo mostraba educación o respeto hacia el personal de
la clínica, y pudo haber sido así, si no fuera por lo que acaeció
posteriormente:
Aquella mujer después
de estar unos segundos en el consultorio, salió y se dirigió hacia un tumulto
de gente, el cual supongo que eran sus familiares, a los que dijo con un tono
burlón y arremedante todo lo que el médico le había recomendado para sacar su
cita. Era un tono más natural a su personalidad y contrario al que mostró durante la presencia del médico.
Claro
está que debemos ser educados, mostrando respeto, pero hay que serlo en todo
momento, no solo cuando necesitemos algo. Ya que conductas como la del ejemplo,
a mi consideración, comienzan la proliferación y personificación de la hipocresía.
Aún
quedan dilemas como que tipo de hipocresía es la más dañina. En el caso de la
mujer, ella con quién es hipócrita: con su familia o con el tercero. Después de
esta reflexión, hago la extensa invitación a ser educados, pero más allá de esto,
hay que practicar la sinceridad y erradicar la burla insana de unos tanto para
otros.
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