EL SUEÑO DE AQUEL NIÑO - REFLEXIÓN PARA NIÑOS SOBRE SUEÑOS

REFLEXIÓN SOBRE SUEÑOS

En un partido de balón pie, un niño se encontraba sentado en la banca de los sustitutos, pero este niño no mostraba tristeza alguna por estar ahí, pese a que amaba aquel juego. El niño sabía que algún día jugaría, y que cuando llegara ese día, duraría más que mil días.

Durante el juego, en la mitad del primer tiempo, el equipo de aquel niño iba apenas empatado contra el contrario, cosa extraña ya que este equipo era de los mejores en la temporada actual y tenía a algunos de los mejores jugadores, por lo que se creía que si no era en la primera parte, sería en la segunda parte del partido en la que ganaría aquel equipo. Y esto era un pronóstico era desfavorable para aquel niño.

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Terminado aquella primera parte. Los niños que jugaban en el mejor equipo de la temporada, estaban casados y sorprendidos de que el equipo contrario, que era el peor, los emparejara como si nada. Mientras tanto, el otro equipo, el niño que esperaba, interrumpió las conversaciones desanimadas y dudosas del esfuerzo que solo él pudo ver en sus compañeros, y el niño finalmente dijo:

- Oigan, puedo jugar – pregunto nerviosamente, pero con seguridad.

Los niños rieron y se burlaron porque aquel niño era el más malo de ellos, y que era, según ellos, el que menos podía hacer. Los niños durante unos momentos machacaron con burlas el sueño de aquel niño, pero, entonces, el entrenador exclamo:

- Oigan, ya basta. Está bien que sean niños, pero no significa que se deban burlar de su compañero de equipo. – dijo con cierto enojo y total desaprobación de dicha conducta. Después dirigiéndose al niño, dijo:

- De verdad quieres entrar al partido – pregunto con tal amabilidad que pudo calmar la pena de aquel niño. El niño con una sonrisa y seguridad, respondió:

- Claro. Sé que no tengo la misma capacidad que cualquiera de los niños del equipo, pero amo el balón pie y, aunque no puedo caminar, quiero defender el arco de nuestro equipo para que podamos ganar, y si perdemos por lo menos que sea siendo un equipo, y no desintegrado por el miedo a perder. – Después de esta respuesta, el entrenador sentencio: ‘’De acuerdo, entraras como portero. Esfuérzate’’.

Aquel partido, aunque se perdió, se gano uno más importante: el de no rendirse en lograr nuestro sueños, ya sea siendo un niño o un equipo, pese a las adversidades y fracasos porque como el niño, en la siguiente temporada, jugo y defendió aquel arco de su quipo en todos los partidos.

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