CUENTO INFANTIL / EL RÍO

EL RÍO

Era de mañana en un lugar rural, cerca y rodeado de un gran campo de flores y fauna, como pinos y águilas, donde vivía un niño llamado Isark. Él convivía con sus padres en una casa tipo cabaña, próxima a un rio. Este niño era muy nervioso y tímido por lo que si vida, aparentemente, lo dominaba la seriedad y silencio.

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Aquel día el niño estaba sentado en una banca, a orillas del rio. Su papá, que llego a percibir que su hijo reflejaba una cara triste, salió a platicar con él, lo que acaeció es digno de contar:

 - Qué pasa, hijo. Qué sucede. – pregunto el padre, pero el niño contesto con un desconsolado ‘’nada’’.

    - Cómo qué nada, hijo. Dime, soy tu padre, si algo te sucedió, estoy seguro que por lo menos te haré sentir mejor y me esforzaré en encontrar una solución – dijo el padre con tal paz que pudo convencer a su hijo a hablar.

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     - Papá, crees que soy tímido o poco interesante para las personas. – el niño pregunto con un tono cabizbajo.

Su papá nada sorprendido, pero preocupado soluciono aquella cuestión:

  - Mira, hijo, ¿ves al rio? – pregunto con calma y fijando la mirada en el rio, Isark también puso atención en él, luego prosiguió: - Aquel rio es calmado, no hace ruido y algunos peces nadan a través de él, pero cuando es época de precipitaciones puede hasta desembocarse y causar una gran catástrofe en nuestra casa y vecindad. – luego cambiando la mirada hacia su hijo, dijo: - Entiendes lo que te digo, hijo. – después de hacer esta cuestión, éste callo.

- No, papá. En verdad, no. – asentó el niño, pero pasando a un tono y gesto curioso sobre lo expresado por su papá.

Su papá respiro profundamente, y con aplomo tal que hizo sentir la misma seguridad a su hijo, dijo: - Mira, hijo, tú eres muy tímido y algo nervioso, como este rio. Tu naturaleza te hace ser benéfico, tanto para otros como para más, pero más importante, que te beneficie a ti. Sin embargo, cuando aquel rio se sobrellena, tu personalidad, se ve afectada por un exceso de lluvia, te vas a desbordar, produciendo daños a tus seres queridos y a ti mismo.

- Hijo, no es malo cuestionarte. – dijo el papá, abrazando a su hijo y acariciando su hombro. – No es ‘’poco interesante’’ analizarte, sino todo lo contrario, es necesario y sano. Lo único riesgoso es que dejes que llegue una época de diluvios, y no hagas nada para aprovecharlo, sobretodo, dejes de vivir tu etapa más hermosa, que es la de este momento, tu infancia.

Terminando estas palabras, ambos se abrazaron, con el sol que había,  y reflejándose en el río, provoco que iluminara las siluetas de aquella estampa entre padre e hijo. 

Eso ha sido todo por hoy, querido lector. Si te has disfrutado de este cuento, apoya mi trabajo compartiendo y comentando que te ha gustado. Te agradezco y que tengas un excelente día.

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