CUENTO INFANTIL / TORNADO
TORNADO
‘’Aquí
viene el tornado’’. Esa era una frase que mi madre decía antes del desastre.
Ahora veo que aquella viejita tenía razón. Cuando era niño mis padres cuidaban
de mí. Papá trabajaba casi todo el día, y mi madre se dedicaba al cuidado del
hogar y de la supervisión de su único hijo, yo.
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En
los días normales casi era para aburrirse del silencio y dormirse con la
soledad. Pero en los días de aventura, vaya que me la pasaba como nunca. Valía
la espera y haber pasado días vacíos. Y era en esos días cuando mi madre
exclamaba aquella frase: ‘’Aquí viene el trueno’’.
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Una
tarde en la que mi madre me llevo a un parque cerca, sucedió aquella lección que
no olvidaría. Estaba jugando en los juegos con un par de niños. Nada fuera del
otro mundo. Sube y baja, resbaladilla, columpio, pasamanos, etc. Hasta que
llego esa niña. Yo, quería subir a la única resbaladilla que había, pero detrás
de mí, ella me golpeaba en la espalda, yo no sabía de respeto cuando me
pegaban, así que la empuje para que se apartara de mí. Error, era un gran
error.
Aquella
niña sí se apartó de mí, pero se sentó al final de la resbaladilla. Ya me
encontraba enojado, fui donde mamá y le conté lo ocurrido.
Ella
sólo repuso: —Aquí viene el tornado —dijo con una voz compasiva, pero seria.
Yo
no quise quedarme con aquella expresión, que no entendía, por lo que pregunte
inmediatamente qué significaba.
—Te
explicaré algo de una forma sencilla, hijo —habló la madre del niño—. Cuando un
tornado se forma necesita de dos corrientes, una cálida y una fría; si éstas se
encuentran, se materializa el tornado y comienza el desastre — calló
repentinamente y con una mano tomo el hombro de su hijo, luego prosiguió.
»Tú
eres como una corriente, y una corriente opuesta te encuentra ahora, como la
niña. Se generará un ‘’tornado’’, un problema o disgusto. Ya te imaginarás qué
sentirás con eso —. La mamá le preguntó con una sonrisa.
Su
hijo contesto: —Un desastre.
La
mamá asintió, y luego hablo: —Debes aprender que no todo será como tú, Acepta y
afronta los tornados que se generen en tu vida. Eso quizás no te dé felicidad,
pero te dará seguridad si comprendes lo que pasa en tu entorno.
Después
de aquella conversación, el niño se acercó al columpio y se aventó con la niña,
la cual sólo quería jugar con él.
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