ZENSER / REFLEXIÓN / TRISTEZA

TRISTEZA

Lo que aquí se dirá no es asunto de otro mundo, ni es nada nuevo, puedo asegurar al querido lector que lo que está apunto de leer, ya lo sabe. Por lo que a modo de aviso, coloco la siguiente frase: ‘’Pensé que llover era natural, pensé que correr bajo la lluvia era sano, pero…’’.

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Querido lector, la vida nos lleva a rincones que ya fueron pisoteados, transitados, dejados casi desérticos, hasta podría decir que en sequía están, de no tratarse de una ley inevitable: la ley de la relatividad. Así es, y es que aunque uno sepa cómo es la luna, no la ha tocado; vemos el sol, pero no todo; y desconozco si ha recibido su primer beso, o recibido su primer sueldo, los cuales son únicos. La verdad es que existen múltiples sensaciones y experiencias esperando a ser reencontradas.

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Me refiero a cuando uno se le desvela la vela de autorrealización, a otros se les apaga la luz de sus ojos, la intensidad de su tez, o se cuela lo sombrío para acomodarse en la garganta; otros conocen el fracaso y su fiera fuerza para arrodillarse, sienten la pesada realidad conformada de obligaciones que, como árboles en bosques, siempre estuvieron allí.

Aquellos que tienen una vela en las manos van iluminando su sendero, mientras que los que andan siguiendo su camino a oscuras, quieren reencontrar su luz, aquella luz llamada ‘’felicidad’’. No sé supone que si iluminamos con nuestra vela el camino ajeno, iluminara el doble: por iluminar senderos y de guía de quien alumbra.

Me gustaría terminar con esta frase: ‘’Si afuera está lloviendo, creo que es hora de estar en casa, secarme y cambiarme de ropa, calentarme un buen café, dejar que seda la lluvia para luego prepararme a salir otro día más o puede que hasta quiera bailar en otro día lluvioso’’.

Eso ha sido todo por hoy, querido lector. Si te has disfrutado de este cuento, apoya mi trabajo compartiendo y comentando que te ha gustado. Te agradezco y que tengas un excelente día.